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¿Qué tan importante es prestar atención a mi historial crediticio?

Te explicamos porqué debes poner atención a este documento desde que comienzas tu vida financiera Tu historial crediticio es una carta de presentación ante las entidades financieras. Te decimos porqué es importante cuidarlo. Desde que inicias con los productos financieros, puedes construir un buen historial crediticio para el futuro. Para esto, es necesario que hagas tus pagos a tiempo, pues los pagos puntuales y atrasados se ven reflejados en este documento. Si no cuidas tu historial desde el inicio, sea tu primera tarjeta de crédito o los servicios que pagas mensualmente, vas a afectar tu nota en el historial y a dificultar tus planes, pues al solicitar otro crédito podrías enfrentarte a que te presten a una mayor tasa de interés o a que rechacen tu solicitud de crédito. Afortunadamente hay muchas maneras de mantener un historial crediticio sano para que, cuando quieras obtener un crédito no tengas mayor inconveniente. Te dejamos algunas cosas que puedes hacer.  – Haz tus pagos a tiempo. Uno de los mayores errores de muchas personas es no hacer sus pagos a tiempo. Muchas veces pensamos que por pasarnos unos días no pasa nada, sin embargo, es muy importante que hagas tus pagos de manera muy puntual para tener un buen historial. – No te excedas con las tarjetas de crédito. Casi podríamos asegurar que este es el error más común que podemos cometer. Las tarjetas de crédito son un buen instrumento para ayudarnos, sin embargo, abusar de ellas puede ser muy malo para nuestro historial, por lo que es muy importante que las usemos solo para las cosas realmente necesarias y mantener los pagos de estas en completo orden. – Asesórate. Cuando nos comenzamos a atrasar con algunos pagos, sea por la razón que sea, solemos entrar en pánico y no sabemos qué hacer. Si este es tu caso es muy importante que busques asesoría, esta puede ser con el personal de donde tienes la deuda. En muchos casos ellos te ofrecen planes de pago y reestructura para poder liquidar tu deuda y no entrar a Buró de Crédito (central de riesgos: INFOCORP, SENTINEL, EXPERIAN) – Ten siempre un presupuesto. Acomoda tus finanzas de manera que puedas hacer tus pagos en tiempo y forma. Recuerda que nunca debes quitar presupuesto de cosas importantes para pagar las tarjetas, por eso debes saber cómo manejarlas adecuadamente. Para evitar problemas, es necesario que conozcas tu capacidad de endeudamiento y que no la excedas. Es decir, no porque se te ofrece una línea de crédito determinada quiere decir que en automático eres capaz de solventarla a tope. Además, es importante que conozcas cómo se calculan las tasas de interés, qué es el Tasa Efectiva Mensual o Anual (TEM o TEA), ademas de la tasa de interés total, incluido gastos (Tasa de Costo Efectivo Anual:TCEA) y cómo diseñar un plan de pagos para evitar pagar el mínimo (donde los intereses sí van a consumirte), consulta a tu asesor de negocios o financiero de la entidad financiera Si no cuidas tu historial crediticio desde el inicio, podrías encontrar problemas a futuro si es que quieres solicitar un crédito automotriz, una hipoteca o un crédito para seguir tus estudios. Por otro lado, un buen historial te permite acceder a préstamos mayores, con menores tasas de interés, y a recompensas exclusivas de tu banco.

10 Hábitos que Impulsan tu Crecimiento Financiero

A menos que estés en el pequeño percentil de personas que han recibido una gran herencia o un fondo fiduciario o han ganado la lotería, necesitas construir tu patrimonio desde cero. Y ese no es el objetivo más sencillo. Entre el estancamiento de los salarios, el aumento de la deuda y un crecimiento considerable del costo de vida, esto parece inútil. Sin embargo, si desarrollas los siguientes 10 hábitos, podrás impulsar tu crecimiento financiero. 1. Establece metas de vida «¿Qué es la libertad financiera para t?», pregunta Matt Danielson en Investopedia. «Un deseo generalizado es un objetivo demasiado vago, así que sé específico». Anota “cuánto debes tener en tu cuenta bancaria, qué implica el estilo de vida y a qué edad debe lograrse”, sugiere. «Cuanto más específicos sean tus objetivos, mayor será la probabilidad de alcanzarlos». “Luego, cuenta hacia atrás hasta tu edad actual y establece metas financieros a intervalos regulares”, agrega Danielson. «Escríbelo todo cuidadosamente y coloca la hoja de metas al comienzo de tu carpeta financiera». 2. Vive dentro de tus posibilidades Vivir por debajo de tus posibilidades no significa ser un «tacaño» o perderse experiencias de la vida. Más bien, «simplemente significa que gatar menos o igual de lo que gana cada mes», explica Deanna Ritchie en un artículo anterior de Due. “Como resultado, no te endeudas viviendo del plástico. Y lo que es más importante, esto te ayudará a crear un futuro financiero más estable». “Por supuesto, vivir dentro de tus posibilidades requiere disciplina y pequeños sacrificios”, agrega Denna. «Sin embargo, si los mantienes, obtendrás las siguientes recompensas, además de evitar deudas: Menos estrés y ansiedad. Te hace más exitoso y saludable. No se obsesionará con su puntaje crediticio. La capacidad de generar riqueza. Tendrás más libertad. Tendrás seguridad financiera». Eso está muy bien. Pero, ¿cómo puedes vivir de manera realista dentro de tus posibilidades sin privarte? Bueno, aquí hay un par de sugerencias: Crea un presupuesto usando la regla 50/30/20. Aquí es donde gastas el 50% de los ingresos que lleva a casa en elementos esenciales como alimentos y vivienda, el 30% en deseos y el 20% en tu cuenta de ahorros. Guarda tu dinero antes de gastarlo automatizando tus ahorros. En otras palabras, programa que un porcentaje de tu quincena para que se vaya va directamente a una cuenta de ahorros o de jubilación. Elimina los gastos frívolos, como la membresía de un gimnasio que nunca usas. Deja de vivir como rico. Es posible que estés llevando una vida como si fueras económicamente acomodado, pero en realidad podrías estar endeudado seriamente. Retrasa la gratificación. Un ejemplo sería esperar una oferta o un descuento en lugar de pagar el precio completo por comestibles, ropa, productos electrónicos o viajes. Cambia la naturaleza de tu deuda. Haz que el pago de la deuda sea más conveniente para ti. Algunos ejemplos podrían ser negociar una mejor tasa de interés con los prestamistas o mediante la consolidación de deudas. 3. Construye una reserva de efectivo sólida Si bien no está en la mente de la mayoría de las personas, tener un fondo de emergencias puede generar dividendos. Considera el siguiente escenario. Tu vehículo de trabajo no arranca un día que quieras salir temprano en la mañana. Resulta que necesitas cambiar una parte del motor. Entre el reemplazo y la mano de obra, eso te costará 4,000 pesos. Obviamente, esto debería considerarse una emergencia financiera. Después de todo, necesitas este vehículo para ganarte el pan. ¿El problema? No tienes el dinero en efectivo disponible para hacer frente a este gasto. Entonces usas tu tarjeta de crédito, lo que significa que ahora también debe devolver el alto interés del préstamo. Tener una reserva de efectivo para este tipo de emergencias te brinda tranquilidad. Y, lo que es más importante, ayuda a evitar que quede sepultado bajo deudas. En un mundo perfecto, tu fondo de emergencias deberia tener lo suficiente para enfrentar tus gastos de manutención de tres a seis meses. Pero tener cualquier cantidad reservada es mejor que ninguna. Por ejemplo, si tiene 3,000 pesos en un fondo de emergencia, solo tiene que poner 1,000 de su tarjeta. 4. Utiliza la deuda de forma estratégica Muchos expertos financieros te aconsejarán que evites las deudas a toda costa. Pero no todas las deudas son malas. Por ejemplo, si planeas comprar un automóvil o una casa, necesitarás un buen crédito. Por lo tanto, solicitar una tarjeta de crédito y usarla de manera responsable puede ayudar a lograr este objetivo. También puedes utilizar la deuda a tu favor para ampliar tu educación, adquirir una propiedad o comenzar y/o hacer crecer tu negocio. ¿Un ejemplo de cómo no utilizar la deuda de forma estratégica? Bueno, agotar tu tarjeta de crédito cuando no puede pagar el saldo al corte. 5. Tener un plan de inversión organizado Una vez que hayas creado un fondo de emergencia para manejar lo inesperado, es hora de comenzar tu kit de inversión. “Hay muchas, muchas opciones diferentes de cuentas de inversión”, señala Alicia Dion en un artículo anterior de Due. «Sin embargo, todas las cuentas diferentes que ves pueden dividirse en dos categorías: jubilación y no jubilación». “Un gran error que cometen los principiantes al invertir es pensar que son demasiado jóvenes para preocuparse por ahorrar para la jubilación”, agrega Alicia. “¡Pero la inversión y la planificación de la jubilación en realidad van de la mano! Invertir es una herramienta para generar riqueza. La jubilación es una fase inevitable de la vida que requiere riqueza». Si deseas aprovechar al máximo tu experiencia de inversión, debe comenzar a ahorrar para tus objetivos tanto a corto como a largo plazo, aconseja. “Si bien la jubilación es algo fundamental para el que quiere ahorrar, normalmente no es su único objetivo financiero. Hay gastos inevitables a corto y medio plazo que la inversión también puede ayudar a financiar». «Comprender el tipo de cuenta que mejor se adaptará a tus objetivos es clave», dice Alicia. «Entonces, sabiendo que la vida te arrojará todo tipo de gastos, pon a trabajar tus inversiones para ayudar a financiarlos». Las cuentas de jubilación vienen en todas las formas y tamaños. Existen

La importancia del financiamiento de cadenas de valor

En las últimas décadas, las microfinanzas se han convertido en una industria consolidada en maduros mercados tanto en el sector urbano como rural. Sin embargo, el alcance en zonas campesinas dispersas continúa siendo débil y el desarrollo de las microfinanzas agrícolas son en gran medida un desafío con importantes excepciones: el sector financiero formal ha desempeñado un papel muy limitado en la provisión de servicios financieros a la agricultura en países en desarrollo; en tanto que entidades financieras más locales como las cooperativas de ahorro y crédito, de alguna manera han cubierto estas necesidades de financiamiento. Las subvenciones a los sectores rurales se han incrementado, no obstante es lento y continúan siendo un gran problema las tasas de interés, por ejemplo. El enfoque de cadena de valor cobra un sentido de relevancia para el financiamiento agrícola y mecanismo para la integración del sector financiero y no financiero. Es así que el análisis de la cadena es clave para conocer las actividades, su ciclo productivo, las interrelaciones entre actores, etc., y sobre esa base realizar intervenciones eficaces. En las microfinanzas y la economía popular y solidaria ha prevalecido un enfoque de “finanzas solas” sin mucha preocupación por las estrategias de desarrollo de las cadenas. Existe aún el debate acerca de la relación entre las cadenas de valor agrícolas y el micro financiamiento. En gran medida han sido dos mundos aparte. El punto esencial es que se debe cerrar esta brecha con el fin de desarrollar modelos más apropiados que puedan mejorar las estrategias de las microfinanzas y la economía popular y solidaria para un desarrollo rural más incluyente. Es de esperar un papel proactivo en lugar de uno pasivo en el ámbito de las microfinanzas en la elaboración y la reorganización de las cadenas de valor agrícolas en aras de promover la eficiencia, la inclusión social y el enfoque de género, por ejemplo. Este punto de vista también puede llevar a promover un enfoque más amplio, recalcando en la necesidad de articular las microfinanzas y la economía popular y solidaria con los procesos de cambio social y provisión de servicios no financieros complementarios. Sin tal orientación, la contribución del micro financiamiento rural se arriesga a ser cómplice del actual modelo de crecimiento agrícola socialmente excluyente, dominado por los hombres y ambientalmente destructivo. Para complementar este análisis, es necesario presentar un concepto amplio del “prestatario” en este tipo de financiamiento: la cadena de valor. Se entiende por cadena de valor al conjunto de agentes económicos que participan directamente en el flujo de un producto desde el uso de insumos y su producción hasta el mercado final, incluyendo todos los procesos que añaden valor (acopio, clasificación, transformación, transporte, comercialización, exportación).   La estructura de una cadena de valor es la siguiente: Actores de la cadena: son las personas u organizaciones que producen, compran o venden el producto. Es importante resaltar que los actores de la cadena son los propietarios del producto en algún eslabón de la misma. En cada parte de la cadena, el valor del producto sube porque se adapta cada vez más a las necesidades del consumidor. Colaboradores de la cadena: a menudo, participan otras personas e instituciones que se ubican alrededor de los actores de la cadena. Los flujos de recursos financieros, información y servicios no se limitan a los actores de una cadena. Los colaboradores de la cadena pueden proporcionar una amplia variedad de servicios no financieros, desde insumos, mano de obra agrícola, transporte, clasificación, transformación, almacenamiento, envasado, publicidad, investigación, capacitación, hasta asesoramiento u organización, entre otros. No obstante, los miembros de la cadena también pueden proporcionar varios servicios financieros a los actores de la cadena, que incluyen a prestamistas, cajas de ahorro y crédito, entidades de la economía popular y solidaria, bancos y fondos de inversión, entre otros. Entorno de la cadena: los actores y colaboradores de la cadena operan en un entorno que comprende la economía más amplia, las tasas de cambio de la moneda, la política económica del gobierno, y el marco normativo, legal, impositivo y de gobernabilidad. Este entorno puede ser favorable para las operaciones de la cadena por ejemplo, al promover una política macroeconómica transparente y estable; o bien puede obstaculizarlas a través de la imposición de restricciones, aranceles, trámites de legalización, etc. Otro elemento del entorno puede ser la influencia ejercida por movimientos de incidencia política, medioambiental y por estructuras sociales de carácter más local. Desde el lado del análisis de la cadena de valor, la atención por el componente financiero es débil y está limitado a los mecanismos financieros tradicionales que operan dentro de la cadena y sus actores, como el crédito del proveedor, los almacenes de depósitos, la agricultura por contrato, entre otros. La limitación clave de la coyuntura actual es que el alcance de los servicios es limitado en lo que tiene que ver a su variedad, adecuación de productos y servicios y principalmente su costo, es decir, la tasa de interés, que no son los esperados dada las necesidades de los productores, por otro lado, la falta de especialización financiera de las entidades tiene como consecuencia un costo elevado para los productores, lo que implica indirectamente un proceso de exclusión financiera. Con estos antecedentes es imperiosa la necesidad de formular modelos de financiamiento para el sector rural que sean sostenibles, específicamente para cadenas de valor y que contemplen todos los factores antes señalados y que involucren la mayor cantidad de actores y como consecuencia se conviertan en herramientas potentes para todos los actores involucrados en el sistema. En la imagen, una instantánea del proyecto financiado por la AECID: Integración socioeconómica y empleabilidad para la construcción de un contexto estable y con garantías en la Zona de Integración Fronteriza Ecuador-Colombia (ZIFEC). Las últimas noticias de la zona son que, gracias a la financiación de Roviralta, 300 familias de Nariño están pudiendo hacer frente al Covid 19 y a las consecuencias del conflicto armado. Mediante la mejora de sus cosechas y la comercialización de sus productos, sientan las bases para una vida más estable y próspera.

Estos son los tres rasgos comunes en personas con capacidad crediticia perfecta

Solo el 4% de estos individuos tiene 40 años o menos Estas personas gastan de media tan solo el 7% de su crédito Un analista de crédito habla de tres claves para mejorar Existe un pequeño porcentaje de la población que es capaz de manejar una capacidad crediticia perfecta, según explican desde la multinacional de análisis de datos e informes de créditos al consumidor, Experian. De acuerdo con la plataforma analítica FICO, existe una puntuación que mide esta cualidad y que va desde 300 a 850 puntos. Si bien la puntuación media era de 714 en 2021, las personas que alcanzan el 850 son tan solo el 1,3% del total, de acuerdo con Experian. Estas son las tres características compartidas por esa pequeña porción de personas con capacidad crediticia inmejorable: La cuestión de la edad «No se suelen ver muchas personas de 25 años con capacidad crediticia perfecta», aseguraba a CNBC Make It el analista de crédito jefe de LendingTree, Matt Schulz. El informe de Experian muestra que la mayoría de estas personas superan los 57 años de edad, y que el 70% son ‘Baby Boomers’ (de 57 a 75) o de la generación anterior, la llamada ‘Generación Silenciosa’ (más de 75). Acto seguido llega la ‘Generación X’ (41 a 56 años), que conforma el 22% de la gente con capacidad crediticia perfecta. Finalmente, los ‘Millenials’ y más jóvenes son solo el 4%, cuando estas personas tienen de 0 a 40 años. El tiempo juega un papel muy importante para los prestamistas, que valoran la capacidad para manejar el crédito durante un período largo. Es por esta razón, porque la gente mayor ha tenido más tiempo para crear su propio crédito, que suelen contar con puntuaciones más elevadas. Un uso diferente del crédito La gente con las mayores puntuaciones suele tener más tarjetas de crédito, concretamente una media de seis, tal y como aseguran desde Experian. Además, una clave para el éxito de aquellos que tienen la puntuación de 850 es que suelen tener menores saldos, aun contando con más tarjetas. Por ejemplo, en Estados Unidos la gente tiene de media 5.221 dólares de crédito, mientras que estos individuos tan solo cuentan con 2,588 dólares. Las personas con mayor capacidad crediticia no agotan sus fondos, de hecho, el sitio web creditcards.com asegura que las personas con puntuación igual o superior a 800 suelen utilizar alrededor del 7% de su crédito. Los expertos en finanzas personas recomiendan exprimir como máximo el 30%. Finalmente, las personas con las mejores capacidades crediticias suelen poseer menores deudas. Sin embargo, dependiendo del tipo de préstamo esto puede ser o no cierto. Estas personas suelen utilizar saldos por debajo de la media para hipotecas y automóviles, mientras que en otros tipos doblan la media. El último informe de la Reserva Federal de Estados Unidos mostraba que el tipo de interés medio para los préstamos personales es de cerca del 8,73%, mientras que en el caso de las tarjetas de crédito este se duplica, situándose en alrededor del 16,65%. Eso sí, sin importar las deudas que contraigan, la gente con la puntuación perfecta demuestra su mérito crediticio a los prestamistas pagando religiosamente sus diferentes tipos de deuda. ¿Cómo mejorar la capacidad crediticia? Para los expertos en crédito, la manera más fácil de optimizar la capacidad crediticia parece algo muy sencillo: se trata de reducir la deuda. En el caso de poseerse distintos tipos de deuda, los mismos aconsejan centrarse en reducir el balance de crédito, para así disminuir la tasa de utilización del crédito. Cabe añadir que se puede pedir un mayor límite de crédito al banco, lo que mejoraría el índice de uso. Schulz pone el ejemplo de una deuda de 1.000 euros y un límite de crédito de 2.500 euros. En este caso la tasa supera el 40%. Entonces, demandando que el límite pase de 2.500 euros a 4.000 euros, el índice de utilización de crédito baja hasta el 25%. Schulz añade que para mejorar y mantener una buena capacidad crediticia, es importante pagar las tarifas siempre cuando toca, mantener los saldos lo más bajos posible, y no pedir con frecuencia mucho crédito. «Si haces estas tres cosas a lo largo de los años, tu crédito estará siempre bien»

¿Por qué la educación financiera es importante para todos?

Existe un consenso cada vez más generalizado sobre la necesidad de mejorar el nivel de cultura financiera de los consumidores, vengan de donde vengan y sea cuales sean sus circunstancias. Esta cultura financiera es necesaria para poder desarrollar nuestro proyecto de vida de forma razonable, siendo conscientes de nuestras finanzas personales y sabiendo gestionar los recursos que están a nuestra disposición. En la actualidad se nos exige participar en los mercados financieros y disponer de medios de pago, ahorrar, invertir, asegurarnos, etc… Es por tanto necesario que todos los ciudadanos cuenten con la capacitación para mejorar su relación con sus finanzas personales y con los intermediarios financieros. Aquí es donde entra lo que se conoce como educación financiera.  Pero, ¿en qué consiste? La Comisión Nacional del Mercado de Valores de España (CNMV) la define de la siguiente manera: “La educación financiera permite a los individuos mejorar la comprensión de conceptos y productos financieros, prevenir el fraude, tomar decisiones adecuadas a sus circunstancias y necesidades y evitar situaciones indeseables derivadas bien de un endeudamiento excesivo o de posiciones de riesgo inadecuadas.” El papel de la educación financiera en tiempos de COVID-19 Los dos últimos años han estado marcados por los acontecimientos derivados de la pandemia de COVID-19, unos hechos que están configurando una realidad más compleja e inestable. Este nuevo escenario repercute en una mayor incertidumbre en el entorno económico, en los mercados financieros y, evidentemente, en nuestra vida. Tampoco debemos olvidar que la crisis derivada de la pandemia ha puesto a prueba la resistencia ante la adversidad de agentes y familias. Adaptarse a este nuevo contexto requerirá en gran medida la consolidación de competencias para poder tomar decisiones y gestionar a largo plazo nuestras finanzas personales. Debido a la crisis del coronavirus ha aumentado en gran medida el uso de canales digitales, algo que ya llevábamos viendo hace unos años con la aceleración de la digitalización en el ámbito financiero, pero que, sumándole las distancias interpersonales y el confinamiento, han marcado un punto de inflexión acelerando todavía más esta transformación digital. Esta transformación se traduce en nuevos modelos de negocio innovadores, y aunque esta variedad de servicios proporciona un bienestar en los consumidores, adaptándose a nuevas necesidades, no se pueden obviar los riesgos. Como adelantábamos anteriormente, la pandemia también ha hecho aumentar el uso de los canales digitales por ciudadanos que no siempre han estado dotados de la suficiente capacidad digital y financiera. Además, también existen segmentos de la población que están menos familiarizados con los avances tecnológicos y que, por tanto, están en riesgo de exclusión financiera. Sumándose a esta problemática, a raíz de la pandemia también hemos visto la reducción de oficinas físicas, especialmente en entornos rurales. Para mitigar estos riesgos deberemos dotar a la población de los conocimientos necesarios para relacionarse adecuadamente con los nuevos entornos digitales y que les permitan entender los productos financieros que se les ofrecen y así poder gestionar de manera adecuada sus finanzas personales. Transición hacia economías sostenibles En los últimos años se ha hecho evidente la necesidad de acelerar la transición hacía una economía circular y baja en carbono. En este sentido el sector financiero tendrá un papel clave con el impulso de las finanzas sostenibles. Han ido surgiendo nuevos conceptos como ESG (criterios ambientales, sociales y de buen gobierno) o ISR (inversión socialmente responsable), que serán los protagonistas de esta nueva etapa y serán el foco principal para la mayoría de las empresas. Teniendo en cuenta este contexto, las iniciativas en materia de educación financiera deberán incluir también herramientas para que los ciudadanos puedan entender estos nuevos conceptos y puedan tomar sus decisiones financieras. Por tanto, ante estos retos presentes y futuros, la educación financiera se ha convertido en una competencia clave como elemento fundamental de desarrollo. Es también un instrumento de protección para el consumidor debido a la estrecha relación que tiene en nuestra salud financiera y que, al fin y al cabo, acaba repercutiendo en nuestro bienestar personal. La educación en la Agenda 2030 Por último, cabe destacar que la educación financiera también constituye una pieza clave para la consecución de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenibles) integrados en la Agenda 2030, al promover la toma de decisiones financieras informadas y que influyen en la adquisición de buenos hábitos de ahorro y gasto y de consumo responsable, y que consecuentemente permite a los ciudadanos una buena gestión de sus finanzas personales. El cuarto objetivo del listado de los ODS es el de “garantizar una educación de calidad, inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos”. Este objetivo parte de la base que la educación de calidad es clave para evitar la pobreza, reducir desigualdades sociales y dotar a las personas de mejores oportunidades.

¿Qué es Capital de Trabajo? MEF aprobó financiamiento para PYMES

La medida se dispuso mediante Resolución Ministerial 181-2021-EF/15, publicada el 08 de junio del 2021 en el Diario Oficial El Peruano. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) aprobó el contrato de fideicomiso de administración de garantías del Programa de Apoyo Empresarial a las micro y pequeñas empresas (PAE-Mype), que será administrado por Cofide, Banco de Desarrollo del Perú. El capital de trabajo es el recurso corriente con el que cuenta una empresa para desarrollar su operación, es decir, para comprar sus inventarios, pagar la nómina a los empleados, cubrir las obligaciones financieras y, en general, cumplir con todos los compromisos que tenga en el corto plazo. Por ese motivo, el capital de trabajo de una empresa es su activo corriente a determinada fecha, en la medida en que estos son los recursos que tiene la empresa para operar y cubrir sus deudas a corto plazo. ¿Cómo se calcula el capital de trabajo neto? El capital de trabajo neto se puede calcular de forma muy sencilla utilizando el estado de situación financiera, que, como se sabe, es el informe que refleja los activos, pasivos y patrimonio de una empresa a determinada fecha. Como mencionamos, el capital de trabajo neto es la diferencia entre el activo corriente y el pasivo corriente de la entidad, por lo cual para calcularlo solo se deben restar estas dos partidas, así: Capital de trabajo neto = activo corriente – pasivo corriente Se autoriza a los directores generales de la Dirección General del Tesoro Público y Dirección General de Mercados Financieros y Previsional Privado, en representación del MEF, a suscribir el contrato de fideicomiso de administración de garantías del PAE-Mype, así como los documentos públicos y/o privados, conexos o complementarios que permitan su ejecución. En los considerandos de la norma se señala que en el Decreto de Urgencia 019-2021 se establece que la garantía del Gobierno nacional se otorga mediante un fideicomiso de administración de garantías estructurado con Cofide, que contiene créditos otorgados por las entidades financieras y las cooperativas de ahorro y crédito, que cumplen con las condiciones y requisitos para acceder al programa. Antecedentes El PAE-Mype se creó, en febrero de este año, mediante Decreto de Urgencia 019-2021, que estableció medidas extraordinarias, en materia económica y financiera, para promover el financiamiento para capital de trabajo de las mypes, afectadas por la continua propagación del covid-19 y la nueva variante del virus en el país. El programa busca garantizar, mediante el otorgamiento de una garantía del gobierno nacional, los créditos de capital de trabajo otorgados en el referido programa por las empresas del sistema financiero o cooperativas de ahorro y crédito. Se consideran también los préstamos que conceda Cofide a las entidades financieras o cooperativas de ahorro y crédito para financiar los préstamos de capital de trabajo otorgados a las mypes bajo el paraguas del PAE-Mype.

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